Francesca Borgonovi y Artur Pokropek

Filósofos desde Aristóteles a Rousseau han sostenido la creencia de que las democracias que funcionan se basan en una ciudadanía educada. La evidencia sugiere que las personas mejor educadas tienen más probabilidades de estar involucradas políticamente. Sin embargo, la asociación entre educación y participación política varía de un país a otro y no sabemos si las variaciones entre países dependen de cómo está organizado el sistema político. En un reciente artículo, utilizamos datos de la prueba reales de la Encuesta de Habilidades de Adultos de la OCDE (PIAAC, por sus siglas en inglés) para examinar por qué y dónde es importante la educación para la eficacia política. PIAAC preguntó el grado de acuerdo con la siguiente afirmación: «la gente como yo no tiene voz ni voto en lo que hace el gobierno». La eficacia política – la sensación de que la acción política puede tener un impacto en el proceso político – es crucial para la participación política porque determina si los individuos perciben que vale la pena cumplir con sus deberes cívicos. Nuestros hallazgos se basan en datos de más de 150.000 encuestados en 28 países[1].

Figura 1. Variación de eficacia política entre países

Los países difieren en los niveles generales de eficacia política…

La Figura 1 ilustra las grandes diferencias entre países en cuanto a la medida en que los individuos están de acuerdo o en desacuerdo en que las personas como ellos no tienen voz ni voto en lo que hace el gobierno. ¿Puede decir algo PIAAC sobre por qué en algunos países la autoeficacia política es comparativamente alta y en otros es comparativamente baja? Encontramos que, en los países donde las personas tienen mayores niveles de alfabetización y aritmética, la eficacia política es mayor. Curiosamente, no existe una asociación estadísticamente significativa entre la eficacia política y las características clave del sistema político, como los altos niveles de respeto por el estado de derecho, los bajos niveles de corrupción, los altos niveles de PIB per cápita y las normas electorales (por ejemplo, los sistemas de mayoría o los sistemas proporcionales).

y también en qué tan polarizados están los niveles de eficacia política

Las democracias exitosas involucran a todos los ciudadanos en la toma de decisiones. Nuestro estudio muestra que la importancia de las capacidades cognitivas para explicar las diferencias en la eficacia política difiere sistemáticamente de un país a otro. Algunos países consiguen implicar a todos los ciudadanos. En otros, los ciudadanos con bajos niveles de alfabetización y aritmética sólo participan en pequeña medida. Un hallazgo clave es que, en países con instituciones públicas de alta calidad, las capacidades cognitivas desempeñan un papel menos importante a la hora de explicar quién expresa la eficacia política que en países con instituciones públicas de menor calidad. En contraste, las capacidades cognitivas juegan un papel muy importante en los países con representación proporcional y un papel menor en los países con representación mayoritaria o de primera instancia. Estos resultados sugieren que el desarrollo de la eficacia política está estrechamente ligado a la capacidad cognitiva de los individuos para evaluar la información. 

Los sistemas de «el ganador se lleva todo» son simples y transparentes, ya que el número de partidos políticos es pequeño en comparación con el número de opciones electorales potenciales de que disfrutan los sistemas que optan por la representación proporcional.


[1] Alemania, Australia, Bélgica (Flandes), Canadá, Chile, Chequia, República de Corea, Dinamarca, Eslovaquia, Eslovenia, España, Estados Unidos, Estonia, Finlandia, Francia, Grecia, Irlanda, Israel, Italia, Japón, Lituania, Nueva Zelanda, Noruega, Países Bajos, Polonia, Reino Unido (Inglaterra e Irlanda del Norte), Singapur y Suecia.